Hoy, 4 de mayo, parece ser que
ETA se ha disuelto. Daba vergüenza ver el acto profiláctico y saneado que se ha
celebrado en una localidad francesa, donde unos mediadores internacionales, con
cara de buena gente, pero me parece que bastante ignorantes de lo que
acontecía, corroboraban el acto, junto a representantes de partidos políticos
que nunca vieron amenazadas su filas.
Para firmar cualquier paz debe de
haber dos bandos. Aquí había uno que mataba (secuestraba, extorsionaba....) y
otro que moría, en el que cualquiera podíamos ser víctimas tan solo por pasar
por ahí. ETA se ha disuelto porque la ley de un Estado de Derecho ha podido con
ella y que, tras sesenta años, solo ha servido para generar muerte y destrozar
vidas.; pues ni consiguieron la independencia, ni mucho menos la creación de un
Estado Socialista.
Zaragoza sufrió dos sangrientos
atentados. Dos lugares separados por apenas kilómetro y medio. A mitad de
recorrido se encuentra el Balcón de San Lázaro. El 30 de enero de 1987 nos
despertaron 30 kilos de amonal que hicieron temblar mi casa a las 8 de la
mañana. Dos muertos; más de 40 heridos.
Más grave fue el despertar del 11
de diciembre de 1987. Poco después de las 6 de la mañana uno pensaba que la
casa se le venía encima. Los asesinos de
ETA cometieron el atentado más sangriento de cuantos llevó a cabo en
Aragón, matando en la casa cuartel de la Avenida Cataluña a once personas,
entre quienes se encontraban cinco niñas y un joven de 17 años. Uno de los
dirigentes de la banda asesina en esos momentos era Josu Ternera, el que leyó en
el acto de hoy desde donde esté escondido desde 2003 (en 1999 elegido miembro
de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco con los votos de los
partidos nacionalistas).
Guillermo Fatás, en su columna
dominical de Heraldo de Aragón recordaba el domingo que entre 1960 y 2010 el
92% de los muertos por atentado terrorista fueron víctimas de ETA. Por eso es
inaceptable la versión de que había dos bandos en guerra; además de que ETA
tenía miles de cómplices, cosa que no ocurrió con el GAL, al que también se
persiguió y juzgo. Más de 300 crímenes de ETA están sin resolver, entre ellos
el de Manuel Giménez Abad, presidente del Partido Popular en Aragón y diputado
en las Cortes Aragonesas, y los mismos que piden (con justicia y razón) aclarar
los crímenes de una guerra y una posguerra de hace más de 80 años, piden pasar
página. A lo mejor hay que hacerlo, pero sin adulterar ni cambiar eso que ahora
todos definen como “relato”.