El entorno del Balcón de San Lázaro
ya cuenta con un nuevo elemento paisajístico desde el 9 de julio de 2013. Se trata de un peirón
conmemorativo del bicentenario de la voladura del puente de Piedra y el derribo
de la iglesia de Altabás, con motivo de la salida de las tropas francesas de la
ciudad de Zaragoza. Los vecinos del barrio han inaugurado este lunes dicho
peirón en compañía del catedrático de Historia Antigua de la Universidad de
Zaragoza, Guillermo Fatás.
Este peirón, que forma parte de la programación que el
Ayuntamiento ha puesto en marcha para conmemorar el Bicentenario de la Liberación , es
un ejemplo de participación ciudadana ya que tanto los albañiles, el pintor de
las cerámicas, Rafael Navarro, como el escultor de la cruz de remate, Jesús
Gazol, han colaborado de forma altruista, siendo los únicos gastos los
materiales de obra que se costearon con la aportación solidaria en forma de
donativo de los vecinos del Arrabal en las pasadas fiestas del barrio. En total
se han reunido 1.500 euros.
Con este peirón se
pretende "dejar un recuerdo a las generaciones venideras de todo lo que
aconteció durante los Sitios de Zaragoza", según ha explicado el
presidente de la Asociación
de Vecinos del Arrabal, Rafael Tejedor.
"Es un peirón
típico que pretende ser un reflejo de la iglesia que estaba aquí ubicada, está
construido en ladrillo, tiene un recuerdo mudéjar con la estrella y en cada una
de las caras refleja tres episodios que ocudieron en el lugar", ha
explicado Tejedor. Una de las caras muestra una vista del primitivo templo de
Altabás, sugerida de la obra de Anton Van der Wingaerden de 1563. La segunda es
una réplica de la voladura del Puente de Piedra el 9 de Julio de 1813 y la
tercera recuerda el episodio histórico de "la Sublime Puerta "
ocurrido en el Convento de Altabás el 18 de Diciembre de 1808. En la cuarta
cara del Peirón un texto explica lo que en él se conmemora.
Éste es el primer
peirón conmemorativo de la ciudad de Zaragoza que, cumpliendo con las
características de este tipo de elementos, se ubicaban en los cruces de caminos
o lugares donde habían tenido lugar acontecimientos históricos relevantes. En
este caso se da esta doble circunstancia en la ubicación descrita por los
hechos históricos y por ser durante siglos nudo de comunicaciones de Zaragoza
al coincidir en este punto las antiguas carreteras de Huesca, Barcelona y
Camino de Juslibol.
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